El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico. Incluye tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
La integración en uno de estos cuerpos en la Iglesia se realizo por un rito llamado la ordenatio, un acto religioso y litúrgico que era una consagración, una bendición o un sacramento. Hoy en día la palabra “ordinatio” esta reservada al acto sacramental que incorpora al orden de los obispos, de los presbiteros y de los diaconos y que va mas alla de una simple eleccion, designacion, delegacion, o institucion por la comunidad, pues confiere un don del Espiritu Santo que permite ejercer un “poder sagrado,” (“sacra potestas”) que sólo puede venir de Cristo, a través de su Iglesia. La ordenación también es llamada “consecratio” porque es un “poner aparte” y un “investir” por Cristo mismo para su Iglesia. La “imposición de manos” del obispo, con la oración consecratoria, constituye el signo visible de esta consagración.
Este sacramento configura con Cristo mediante una gracia especial del Espiritu Santo a fin de servir de instrumento de Cristo en favor de su Iglesia. Por la ordenacion, recibe la capacidad de actuar como representante de Cristo, Cabeza de la Iglesia, en su triple funcion de sacerdote, profeta, y rey. (Catecismo de la Iglesia Catolica 1536, 1538 & 1581).